Es el cementerio de los jerarcas de Franco:
El cementerio de Mingorrubio en el distrito de El Pardo en Madrid reúne a docenas de ilustres de la dictadura y está presidido por el panteón de los Franco, por Carmen Polo, esposa de Franco, cuyos restos descansan en un enorme panteón privado justo a la entrada del cementerio, pasando por sus ex-ministros, sus militares fieles, como su primo y secretario Francisco Franco Salgado-Araujo o Carlos Iniesta Cano (director de la Guardia Civil), sus profesionales de prestigio, como el constructor José Banús o el arquitecto de cabecera Luis Gutiérrez Soto, o intelectuales como el periodista y dramaturgo Joaquin Calvo Sotelo o los historiadores Antonio Romeu de Armas y José María Jover Zamora.
Sin olvidar un nutrido grupo de empresarios del régimen, como los Echeverría Canales o la ilustre alianza familiar Pemán-Domecq. También los Fernández de Villavicencio Eleta, actual marqués de Larios, o los Kindelán García Monzón, del Grupo Recoletos, también el dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo, enterrado en un lujoso panteón negro junto a su familia. Es sorprendente que estos nombres ilustres, muchos de los cuales gozaron de fama y opulencia en vida, ahora una vez ya desaparecidos, muertos, dispongan de tan poca atención.
Es un cementerio muy tranquilo, diariamente no es visitado por más de 10 personas, “si llegan”. El cementerio esta en un lugar en mitad de un precioso Parque Nacional, apartado del núcleo urbano, al que solo se puede acceder por una única carretera que obliga al visitante a cruzar varios complejos del Ejército y de la Guardia Civil.
Es un lugar interesante para visitar, sin ridículos rencores y contemplar las tumbas de muchas personalidades que hicieron la historia en España.
Continuo todo el año:de 10:00 h. a 17:00 h.
915 108 469
915 108 464
915 108 506
Se puede contactar por correo electrónico:
almudena@emsf.es
dir-cemen@emsf.es
Ctra. Mingorrubio, s/n
A los visitantes se les pide por favor respeto.
¡Actuemos con responsabilidad!.
Recordar a las personas queridas llevándoles flores a su lugar de descanso final es una tradición casi universal y propia de nuestra más íntima naturaleza.