Panteones, sepulturas, tumbas, lápidas, cruces, estelas, esculturas, monolitos. Gran surtido en imágenes, cruces y artículos decorativos, litografías, retratos, imágenes diversas hechas a mano, con láser o fotograbado.
Durante el período medieval y barroco existía lo que se ha venido en llamar una parroquia de los muertos, junto a la de los vivos que quedaba configurada en torno al templo parroquial. Incluso algunos cadáveres de clérigos continuaban enterrándose dentro de las iglesias. La Real Cédula de 3 de abril de 1787, disponía la obligación de construir los cementerios a determinada distancia de los núcleos habitados, y la prohibición de enterrar en las iglesias salvo excepciones muy señaladas. Este mismo texto legal indica que la construcción de los nuevos cementerios recaería sobre los párrocos, satisfaciendo los gastos ocasionados con fondos procedentes de las fábricas de las iglesias y del erario público.
En cumplimiento de esta orden se construyó el nuevo cementerio en su emplazamiento actual, siendo bendecido por el rector Miró el 12 de julio de 1807. Este tenía una superficie muy reducida teniendo en cuenta las necesidades del momento, y desde el principio se presentaron algunas dificultades como el suelo pedregoso que impedía cavar con facilidad las fosas. Por tanto hemos de suponer que no existirían nichos, ya que los enterramientos más antiguos de esta forma datan de mediados del siglo XIX.
A partir de ese instante el cementerio ha ido sufriendo posteriores ensanches y reformas con el paso de los años. Teniendo en cuenta las dificultades planteadas, siendo rector don José Aicart, en el año 1854 propuso el ensanche del cementerio ante el ayuntamiento, con el fin de cumplir las prescripciones que había hecho el gobernador civil en su visita de 1851. Estas obras se llevaron a cabo de mediados de septiembre a primeros de octubre. El coste de estas obras ascendió a 5.478 reales, que al no tener el ayuntamiento esta cantidad presupuestada, se acordó en la sesión del 12 de diciembre de 1854 repartir el pago de esta cantidad entre los vecinos de la villa.El 14 de diciembre del año 1901 se compró un campo de 3.840 metros, propiedad de Esperanza Ros Ortí, por el precio de 2.310 pesetas para ensanchar el cementerio. Un año más tarde, el 13 de junio de 1902 se compró otra parcela de tierra de 4.155 metros propiedad de Estanislao Martínez Ros por el precio de 2.700 pesetas para ensanchar el camposanto.
Al final del perímetro resultante por la compra de estos terrenos se construyó el actual panteón para sacerdotes. El 28 de agosto de 1973 don José González Frasquet, en nombre de la parroquia de la Asunción, compraba ante el notario don Enrique Farfán Caire un campo de 1.300 metros cuadrados a José Gozalvo Ros por el precio que figura en la escritura de 10.000 pesetas para proceder a una nueva ampliación del cementerio.El campo santo esta muy bien cuidado, limpio, de fácil acceso, dispone de un amplio parking.
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Recordar a las personas queridas llevándoles flores a su lugar de descanso final es una tradición casi universal y propia de nuestra más íntima naturaleza.