Es el año 1928, la señora María, que así era conocida en la parte vieja de Bilbao, era una mujer culta, separada, con una hija menor a su cargo, residente en la calle Hernani, regentaba un negocio de leña, y por las tardes/noches ejercía de profesora para los mineros de Miribilla.

Su casa era transitada por los políticos de primer orden de Vizcaya, decía su hija, (mi madre), cuántas veces en casa, Indalecio Prieto, me sentaba en sus rodillas, mientras conversaba con mamá, (mi abuela).
Llegó la guerra civil: denunciada por “ROJA”; todo por rencillas y envidias.

Expatriada en Francia, Clermont-Ferrand, con su hija, pasa el tiempo y vuelve a entrar a España, con documentación falsa: Mª Vázquez Lema. En el territorio nacional, no puede pasar por Vizcaya, Pontevedra, ni La Coruña. Recorre España, trabajando; Puente Genil, (Córdoba), dedicada a la industria del membrillo, luego a Sevilla, Valencia, Murcia, siempre con el miedo de ser reconocida, sin arraigarse mucho tiempo en una localidad.

Corre el tiempo y España se asienta, acaban las rencillas políticas y regresa a Camariñas, (La Coruña), su tierra. Siempre con su niña (mi madre) ya hecha una mujercita, luego se trasladan a Vigo (Pontevedra). En Vigo se encuentra con sus otras tres hijas, adultas y casadas. La señora María y su hija (mi madre), en el barrio El Calvario, (Vigo), regentan una pequeña tienda de ultramarinos.

El destino la vuelve a traer a Vizcaya, su segundo hogar, y aquí en Bermeo, fallece en 1967. Este es un pequeño retazo de mi abuela María Vázquez Vázquez.